Blog del profe de la web "salvados puntocero - ciclos formativos de administración y gestión"

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Aquí encontrarás mis opiniones de los temas más variopintos, no necesariamente relacionado con los contenidos de los módulos. A los alumnos les animo a que expresen sus comentarios. Que analicen, que dicrepen, que juzguen, ...¡que piensen!...

lunes, 26 de noviembre de 2012

¡Había una vez...!


… tres payasos: Gabi (Madrid, 1920-1995), Fofó (Madrid, 1923-1976) y Miliki (Carmona (Sevilla) 1929-Madrid 2012) que aparecían por las tardes en la única tele que había cuando yo era niño.
Son mis recuerdos de la hora de la merienda. Los bocatas de Nocilla (que ahora, a la vejez, no los puedo comer por la maldita alergia a los frutos secos), “Los payasos de la tele”, “Un globo, dos globos, tres gloobos…” (así, con entonación incluida) y los dibujos del “conejo de la suerte” y compañía.

Cuando empezaron los veíamos en blanco y negro. Por el año 76 hicieron un truco de magia que en mi casa nos quedamos tal cual. Pasaron del blanco y negro al color. Pero como nuestra tele era en blanco y negro no sabíamos que pasaba. La tele en color la compramos, como era tradicional, para el Mundial de Argentina 78.

Los payasos de la tele tuvieron éxito porque crearon un proyecto innovador. Algo que ya existía lo hicieron diferente: llevar el circo tradicional al formato televisivo. Lo lograron utilizando una carpa de circo real (no era un decorado) y dividiendo su espectáculo en cuatro partes: La presentación, introducían el programa con un gag de payasos tradicional donde Gaby hacía del “payaso listo”, el clown; y Fofó y Miliki de los “payasos torpes”, el augusto y el contraugusto; un número circense: malabaristas, trapecistas, domadores; la aventura, la parte más esperada, que era un sketch de unos 10 minutos de escenas cotidianas en la que solía colaborar el Señor Chinarro (Santander, 1939); y, por último, la despedida con aquellas canciones que han conseguido que permanezcan en la memoria, no solo de la generación que veíamos a los payasos en la tele, sino, también, de la generación siguiente.

Lo de las canciones es el otro gran éxito. Eran pegadizas y sencillas y las repetían tanto que, cuando las volvían a cantar, los niños que estaban de público y los que lo veíamos por la tele podíamos acompañarles porque nos la sabíamos de memoria. Si no, una prueba. ¿Sabríais contestar a estas preguntas?: ¿Quiénes eran dos tipos requetefinos? ¿Qué comían Susanita y su ratón? ¿Cuántos pelos tiene mi barba? ¿A qué le daba Ramón? ¿Qué tenía que traer Pepe? ¿Dónde pone los huevos la gallina turuleca? ¿y, cuántos?. Y, en los cumpleaños ¿que cantas: “Cumpleaños feliz” o “Feliz en tu día”?. También ha ayudado que no haya aparecido ningún grupo con canciones infantiles desde entonces.

Pero, por desgracia, los payasos de la tele son también el claro ejemplo de lo difícil que es que un negocio familiar pase a las generaciones futuras. Tras la muerte de Fofó en 1976 se quedaron tres payasos Gabi, Miliki y Fofito (La Habana, 1949), este último, hijo de Fofó, que formaba parte del proyecto desde el principio y sustituyó a su padre en el papel que hacía él, sobre todo en la interpretación de las canciones.  En 1977 se incorporó Milikito (La Habana, 1959), hijo de Miliki, que, según acusaciones familiares, dio lugar a la fragmentación del grupo tras su salida en 1982 lo que hizo que Miliki dejara también definitivamente el grupo en 1984.

A, pesar de todo, quiero imaginarme a Miliki llegando al cielo y, en vez de recibirlo San Pedro, lo reciba Gabi con la frase: “¡Vamos a recibir con mucho cariño a Miliki!” y Fofó le cogerá de la mano para gritar juntos: “¿Cómo están ustedes?”


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domingo, 11 de noviembre de 2012

La reforma de las relaciones laborales II: los sindicatos

En la entrada anterior analicé la reforma de las relaciones laborales desde el punto de vista de la relación empresario-trabajador. Ahora quiero hablar de las funciones de los sindicatos en pleno siglo XXI.

Es un hecho histórico constatable que el movimiento sindical a lo largo del siglo XX ha conseguido derechos indiscutibles (hasta ahora) para los trabajadores. La importancia de un sindicato como garante de los derechos de los trabajadores estaba tan impregnada en la sociedad que incluso durante el franquismo existía el sindicato vertical.

Entonces, ¿porqué se han desprestigiado tanto en las últimas décadas?. Creo que ha sido porque han perdido la esencia de sus orígenes. Algunos piensan que deben modernizarse. Yo entiendo que deben volver a sus orígenes adaptándose a los nuevos tiempos.

Debería reducirse considerablemente los liberados sindicales. El representante sindical debe estar en contacto con la realidad laboral por lo que debe estar trabajando. Por supuesto que debe tener una protección especial para evitar represalias por parte del empresario sobre todo en materia de despidos. Los liberados sindicales se deberían centrar únicamente a la asesoría jurídica.
Las centrales sindicales deberían ser sectoriales (metalurgia, servicios, agricultura, educación, sanidad…) Las grandes centrales sindicales como UGT o CCOO pueden defender medidas que sean favorables  a un sector y perjudiciales a otros. Es cierto que hay derechos comunes a todos los trabajadores, pero también que hay situaciones específicas  para determinados sectores de la economía.

Los sindicatos deberían financiarse con las cuotas de los sindicados o por donaciones de particulares. Las subvenciones que recibe del Estado hacen que actúen como “vendidos” al Gobierno de turno, especialmente si es de “tendencia de izquierdas”. No se le puede hacer mucho daño a quien te da de comer.
Mención especial tengo que hacer a las subvenciones para la formación que reciben tanto los sindicatos como las asociaciones patronales. Se han convertido en una forma de financiación encubierta de estos organismos. Además se han convertido en empresarios y, como tales, están copiando lo mismo que denuncian de ellos como, por ejemplo, ERE con 20 días de indemnización y un límite de 12 mensualidades. Durante la próxima huelga general podrían hacerse huelga a ellos mismos. El Estado y las Comunidades Autónomas tienen instrumentos suficientes para impartir esa formación con sus propios medios y de calidad, tanto la formación reglada (ciclos formativos) como la formación para el empleo (cursos para desempleados y para trabajadores) a través de los Centros Integrados de Formación Profesional. ¿Por qué están tardando tanto en implantarlos en Castilla-La Mancha? ¿Acaso recibirán presiones? No lo creo…

En definitiva, los sindicatos, si quieren recuperar la confianza de los trabajadores, deben trabajar (literalmente hablando) junto con los trabajadores que defienden para saber de primera mano los problemas que tienen. Deben autogestionarse y depender económicamente lo menos posible de las Administraciones Públicas para poder exigir con plena libertad una política de defensa de los trabajadores a todos los gobiernos, cualquiera que sea su color.


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