|
8ª semana |
El presidente de la Comunidad Autónoma de Extremadura ,
José
Antonio Monago (Quintana de la Serena, Badajoz, 1966) en el discurso de Fin de
Año del 2013 (extraña manía de los presidentes autonómicos de parecerse al Rey
con el discurso de Navidad cuando el Presidente del Gobierno no hace ninguno)
dijo:
“Como presidente del Gobierno, creo sinceramente que la ideología no
tiene que introducirse en asuntos de estado como la educación, la sanidad o la
dependencia y tampoco en materias tan sensibles como la reproducción asistida o
la interrupción voluntaria del embarazo. “ Pues mire usted por dónde,
defender el derecho a la educación y la sanidad y el derecho a la vida, como
hace nuestra Constitución de 1978, es una decisión ideológica. Una ideología
democrática y moderna que busca el bien y el progreso de la sociedad. A
diferencia de las ideologías totalitarias que restringen estos derechos
buscando el bien de la clase poderosa que gobierna.
En la cuestión del aborto hay que comenzar contestando a la
pregunta de si el no nacido es un ser humano. La comunidad científica lo tiene
claro (sobre todo tras las investigaciones practicadas con la fecundación “in
vitro”) el no nacido en cualquiera de sus etapas forma parte de la especie
humana. Podéis leer un extenso artículo al respecto elaborado por la Asociación
Española de Bioética llamado
“Inicio de la vida de cada ser humano ¿Qué hace humano el cuerpo del hombre?”. Cuando una mujer sufre un aborto espontáneo en
las primeras semanas de gestación los que están a su alrededor dicen que
“ha
perdido a su hijo” no que
“ha perdido a su embrión o a su feto”. Ella sufre un
proceso de duelo similar al de la mujer que pierde a su hijo al mismo nacer. Si
no fuera consciente de que lo que está gestando es un ser humano y que es su
hijo no sufriría por su pérdida y tampoco sería un trauma tan grande provocar
el aborto, algo que reconocen los mismos abortistas.
Según los datos oficiales, en el año 2012 con la actual ley
del aborto, más del 90% de los abortos practicados en España se ha realizado
“a
petición de la mujer” y sin aducir ningún tipo de causa, sobre un total de
112.390 abortos (la mayor causa de mortalidad en España, podéis leer mi post
“La ocultación del aborto” en el que hago un comentario sobre eso). Es decir, la
gran mayoría de los abortos no se producen por situaciones límites como es el
grave riesgo para la vida o salud de la embarazada (5,67%) o
riesgo de graves
anomalías en el feto (2,78%). Nos tenemos que preguntar, entonces, los motivos
que llevan a las mujeres a plantearse la decisión, tan difícil y grave, entre
tener a su hijo o abortarlo y la respuesta que le da la sociedad. Creo que es
significativo que en el año 2012 el 33% de los abortos correspondieron a
mujeres inmigrantes pero si nos vamos al año 2008 (cuando el índice de inmigración
en España era superior) superaba el 55%. Podríamos deducir que en la mayoría de
los casos nos encontraríamos con situaciones económicas muy difíciles, incluso
extremas y una fuerte presión del entorno familiar desde
¿cómo vas a tener un
hijo a tu edad (poner la que queráis)?, o
¿cómo vas a tener a tu hijo si no
tienes para vivir?, o
¿cómo vas a tener a tu hijo si lo vas a criar sola?, o
con amenazas por parte del padre del hijo
¡yo no quiero que tengas ese hijo, si
lo tienes te dejo!, o peores todavía. En definitiva, un entorno que deja a la
mujer sola para tomar una decisión tan grave y que la ve incapaz de salir adelante
si decide seguir su embarazo. Un entorno marcado por una ideología
eminentemente machista y no solamente sustentado por los hombres que tenga a su
alrededor sino apoyada por las mujeres.
Ante esto, ¿qué respuesta le da el Estado?. Sólo se centra
en el momento de tomar la decisión:“eres libre de abortar o no”. Pero, ¿y
después?. Tome la decisión que tome la mujer va a necesitar ayuda. Si decide
abortar va a tener que pasar por el duelo de perder un hijo, como la mujer que
aborta espontáneamente, pero agravado por el hecho de haberlo provocado ella con
los daños psicológicos que eso conlleva. Ante esto el Estado le responde:
“nadie te obligaba a abortar”. Y las clínicas privadas, donde se le ha
practicado el aborto, se desentienden porque ellas van a lo que van, a ganar
dinero. Si decide tener a su hijo no se van a resolver por arte de magia sus
problemas económicos o familiares, salvo que la decisión estuviera planteada por
el miedo a lo que iba a decir la familia si supiera que va a ser madre y en
cambio cuando se lo dicen la apoyan hasta el final (que sucede más veces de lo
que muchas mujeres piensan). Ante esto el Estado le responde: “nadie te
obligaba a no abortar”. Pero es que tampoco
veo una reacción en el Gobierno actual para cambiar esta respuesta, como no la
tuvo el Gobierno anterior. ¿Dónde se encuentran esas ayudas psicológicas,
económicas y sociales que debe dar un Estado Social a aquellas mujeres que han
abortado y a aquellas que han decidido seguir con su embarazo adelante, a las
dos?
El peligro está cuando, en una sociedad democrática, la
defensa de los derechos humanos y el progreso de la sociedad lo quiere
abanderar de forma exclusiva y excluyente una corriente ideológica como puede
ser la izquierda democrática haciendo suya la cita bíblica: “Quién no está
conmigo está contra mí”, y autoproclamándose “progresistas”, en contra del que
no piensa como ellos, de tal manera que ellos son los “buenos” y los otros son
los “malos”. Y los otros se lo creen.
El progresista de izquierdas parte de un esquema simple:
apoyo al débil, pacifismo, no violencia y defensa de la Naturaleza. La defensa
del obrero frente al patrono, del niño frente al adulto, del negro frente al
blanco; la oposición a las guerras, a las bombas atómicas y a la pena de muerte.
Delibes hizo un análisis muy interesante sobre esto en su artículo
“Aborto y
progresismo” que copié en la primera entrada de este blog
“Delibes y la Defensa de la Vida”.
Toda una serie de principios que podemos firmar cualquiera
que busquemos el progreso de la sociedad. El problema les llega cuando aparece
el aborto libre y la confrontación entre el no nacido y la madre. Traicionando
sus principios abandonan a los más débiles: al no nacido y a la mujer. Sí,
también a la mujer, por mucho que ellos digan lo contrario porque se
desentienden de ella una vez que ha tomado su decisión sea la que sea. Las
dejan solas para tomarla y, sobre todo, después descargando de toda
responsabilidad al padre. Machismo en estado puro. ¿Cómo pueden pedir luego que
el hombre asuma sus responsabilidades como padre?.
Curiosamente la respuesta social de apoyo y ayuda a la
mujer, independientemente si ha tenido a su hijo o ha abortado, se está
vertebrando a través de los distintos movimientos próvida que hay en España.
Con asesoramiento psicológico y legal y con los distintos centros de acogida que
hay repartidos por todo el país. El paso adelante, el esfuerzo que supone acompañar
a la mujer a enfrentarse al día después y los que vienen lo están dando
aquellos a los que la progresía moderna considera “los malos”.
En el margen izquierdo del blog podéis encontrar un enlace a
la “Asociación Provida” donde encontraréis información de todos los apoyos que
ofrecen.
Y tú, ¿qué opinas de todo esto? Deja un comentario y
comencemos una conversación.
Leer más...
Sólo introducción...